Qué es la artrosis
Es una enfermedad crónica que afecta a las articulaciones.
Normalmente, está localizada en las manos, las rodillas, la
cadera o la columna vertebral. La artrosis provoca dolor,
inflamación e impide que se puedan realizar con normalidad
algunos movimientos tan cotidianos como cerrar la mano,
subir escaleras o caminar.
Las articulaciones
son los componentes del esqueleto que permiten la conexión
entre dos huesos (como por ejemplo el codo, la rodilla, la cadera,
etc.) y, por lo tanto, el movimiento. El cartílago es el tejido
encargado de recubrir los extremos de estos huesos y es
indispensable para el buen funcionamiento de la articulación
puesto que actúa como un amortiguador.
La artrosis va provocando el deterioro del cartílago articular
provocando que los huesos se vayan desgastando y aparezca
el dolor. A medida que el cartílago va desapareciendo, el
hueso reacciona y crece por los lados (osteofitos) produciendo
la deformación de la articulación.
Estadisticas
Es la enfermedad articular más frecuente en España, según los
datos de la Sociedad Española de Reumatología, que estima que
más de 7 millones de españoles mayores de 20 años tienen artrosis
de rodilla, mano o columna. Además, esta enfermedad es más
frecuente en mujeres, un 52 por ciento, frente al 29 por ciento
en los hombres.
“Desde el punto de vista radiológico, el segmento de población
entre los 50 y 64 años presenta un 70 por ciento de artrosis en las
manos, un 40 por ciento en los pies, un 10 por ciento en las rodillas
y un 3 por ciento en las caderas”, indican los especialistas
.
Además, según la Organización Mundial de la Salud, cerca
del 28 por ciento de la población mundial mayor de 60 años
presenta artrosis y el 80 por ciento de ésta tiene limitaciones
en sus movimientos. El aumento de la esperanza de vida y el
envejecimiento de la población harán que la artrosis se convierta
en la cuarta causa de discapacidad en el año 2020.
Las causas
A día de hoy no se conocen con exactitud las causas
que producen la artrosis, pero existen algunos factores
de riesgo asociados a su aparición:
Edad:
aumenta de forma exponencial a partir de los 50 años.
Sexo:
afecta sobre todo a mujeres mayores de 50-55 años.
Genética:
puede ser también una enfermedad hereditaria.
En concreto, la herencia genética en el desarrollo
de la artrosis puede llegar a ser hasta de un
65 por ciento.
Actividad laboral:
la repetición de los movimientos
articulares puede llevar, a largo plazo, a la
sobrecarga articular. Por eso, determinadas
actividades laborales (peluqueras, albañiles,
etc.), pueden provocar la aparición
de artrosis.
los deportistas de élite tienen
mayor riesgo de desarrollar la
enfermedad.
Menopausia:
la disminución de los niveles de estrógenos que se
produce con la llegada de la menopausia es uno de
los factores de riesgo para su desarrollo.
Obesidad:
no parece participar en el desarrollo de artrosis,
pero sí que puede agravarla en determinadas
articulaciones como las rodillas.
Traumatismos:
fracturas y lesiones pueden ser un
factor desencadenante.
Síntomas
Las manifestaciones de la artrosis son muy variadas,
progresivas y aparecen dilatadas en el tiempo.
Los síntomas más frecuentes son el dolor articular,
la limitación de los movimientos, los crujidos y, en
algunas ocasiones, el derrame articular. Además,
algunas personas pueden presentar rigidez y
deformidad articular.
El síntoma que más preocupa a las personas
con artrosis es el dolor. En un primer estadio,
éste se desencadena cuando se mueve o se realiza
un esfuerzo con la articulación. Este dolor suele
cesar con el reposo. Posteriormente, el agravamiento
de la artrosis hará que el dolor aparezca tanto con
el movimiento, como con el reposo.
Uno de los puntos buenos del dolor artrósico es que
no siempre es constante, por lo que los pacientes que
pueden estar durante largos periodos de tiempo sin
padecer dolor, lo cual no significa que la artrosis
no siga su evolución.
Prevención
La principal medida que tienen que tener en cuenta
los grupos de riesgo para prevenir el desarrollo de la
enfermedad es llevar una dieta sana y equilibrada,
como la dieta mediterránea, realizar ejercicio físico
de forma moderada, actividades que sean acordes a
la edad y el estado físico actual de la persona y evitar
También conviene limitar el esfuerzo físico intenso,
como cargar objetos pesados o las actividades laborales
que implican sobre esfuerzo.
Por otro lado, los expertos recomiendan que las
personas sean cuidadosas al practicar deportes de
contacto, como el fútbol o el rugby, ya que no están
recomendados para los pacientes con artrosis.
El motivo es que estos deportes son uno de los
factores que pueden desencadenar la enfermedad.
De hecho, muchos futbolistas padecen artrosis de
rodilla debido a las lesiones que han sufrido
en el menisco.
En caso de tener la enfermedad deben evitar los
movimientos que producen dolor, sin llegar a
inmovilizar la zona.
Tipos
En la actualidad la artrosis se manifiesta
principalmente en cuatro áreas:
Artrosis de rodilla
La artrosis de rodilla es el tipo más frecuente de artrosis.
De hecho, en España la sufren un 10 por ciento de los
españoles. Se puede distinguir entre dos tipos de artrosis
de rodilla:
-Está muy relacionada con el envejecimiento y con la genética,
y va ligada al desgaste de las diferentes partes que forman la
rodilla (los huesos la membrana sinovial y el cartílago).
-Se suele producir por una lesión previa, como pueden
que exigen a sus rodillas es elevado.
En este caso la enfermedad afecta a las partes interna
y/o frontal de la rodilla provocando dolor cuando se realiza
un esfuerzo. Como consecuencia de este dolor y por la
evolución degenerativa de la enfermedad el paciente puede
tener cojera si la enfermedad avanza a un estadio avanzado.
En este tipo de artrosis el movimiento de la articulación suele
causar chasquidos.
Artrosis de manos
La artrosis de manos es el segundo tipo de artrosis más común.
En España la sufren un 6 por ciento de los ciudadanos. Suele
estar estrechamente ligado al sexo femenino y a la herencia
genética del paciente. La artrosis de manos se origina en una
articulación y, posteriormente, puede extenderse al resto de
la mano.
Es muy visible, ya que suele deformar los dedos y llega
a afectar al día a día de los pacientes en tareas cotidianas
como la escritura. Durante el proceso el dolor acompaña
la evolución de la enfermedad siendo más fuerte al
principio y mitigándose a medida que aparecen
los nódulos.
Las molestias suelen disminuir cuando la deformación
se completa. La funcionalidad de la mano puede verse
afectada y la articulación puede quedar un poco
flexionada o desviada.
Artrosis de cadera
La artrosis de cadera es aquella que afecta a la parte
superior de la pierna. Este tipo de artrosis es bastante
frecuente, aunque no tanto como la artrosis de rodilla
o de mano.
En general, es propia de personas mayores, pero puede
aparecer antes de los 50 años, siendo excepcional
en jóvenes.
El síntoma fundamental es el dolor, que se localiza en la
zona de la ingle y en la zona interna del muslo. Sin
embargo, en ocasiones el dolor se puede reflejar
en la rodilla.
Al principio de la enfermedad, el dolor sólo aparece al
caminar y al subir o bajar escaleras. También se siente
dolor tras un período de reposo, hasta que la articulación
entra en calor, y luego vuelve a aparecer tras una larga
caminata o ejercicio prolongado, porque se sobrecarga
la articulación. De forma progresiva, se van haciendo
difíciles acciones tan elementales como cruzar o flexionar
las piernas, o caminar. En estadios avanzados el dolor puede
aparecer durante la noche, por la posición de reposo y,
con el paso del tiempo, es normal que aparezca cojera
al caminar.
Artrosis de columna
La columna vertebral está formada por muchas
articulaciones.
Esto provoca que se pueda desarrollar artrosis en esta
zona, frecuentemente en el área lumbar y cervical.
Este tipo de artrosis puede ser asintomática por lo que
en muchas ocasiones no está diagnosticada y se localiza
de forma fortuita al realizar una radiografía por
otro motivo.
El dolor puede aparecer al realizar actividades mecánicas,
como movimientos y sobrecargas en la zona afecta. Además,
los cambios de tiempo y de presión suelen agravar el dolor.
Diagnóstico
se realiza mediante una entrevista clínica.
Existen algunas pruebas que ayudan al especialista
a completar el estudio. Mediante una radiografía el
médico puede distinguir los osteofitos, el pinzamiento
del cartílago, las geodas subcondrales y la disminución
asimétrica del espacio articular, síntomas claros
de la artrosis.
Otras pruebas que se pueden utilizar en casos
excepcionales son la TC y la resonancia magnética
cuando el médico tenga dudas sobre el origen del proceso
o esté estudiando de forma complementaria otros problemas,
como una extrusión discal en una espondiloartrosis
Por último, la ecografía de alta resolución se ha
incorporado como una herramienta diagnóstica muy
eficaz porque revela las partes blandas que rodean la
articulación, así como si hay inflamación o lesión en
alguna de ellas y distinguir si el perfil del hueso se está
alterando.
Tratamientos
El principal objetivo del tratamiento en la artrosis es
mejorar el dolor y la incapacidad funcional sin
provocar efectos secundarios.
Para conseguirlo, desde la SER insisten en que el
primer paso que deben dar los especialistas es enseñar
a los pacientes a evitar todo lo que contribuye a lesionar
las articulaciones como el sobrepeso, los movimientos
repetitivos, actitudes inadecuadas en el trabajo, el calzado,
los útiles de cocina, el mobiliario, etc.
En segundo lugar, se aconseja que cada paciente tenga
una tabla de ejercicios personalizada y adaptada que
deberá realizar bajo la supervisión del fisioterapeuta para
mejorar el curso de la enfermedad.
Por último, desde la SER señalan que el reumatólogo
decidirá el tratamiento farmacológico adecuado
para cada caso:
Antiinflamatorios y/o analgésicos
En la fase más aguda, el dolor aumenta mucho a causa
de la inflamación de la zona afectada. Llegados a este
punto, puede ser necesaria necesaria la prescripción
médica de antiinflamatorios y/o analgésicos para
reducir la hinchazón de la zona y así calmar el dolor.
Medicamentos condroprotectores
Son los únicos medicamentos específicos para tratar
la artrosis a largo plazo porque actúan directamente
sobre la articulación afectada. No sólo alivian el dolor
y mejoran la movilidad, sino que se está demostrando
que tienen capacidad para atacar la enfermedad de raíz,
ralentizando el deterioro de la articulación. Entre ellos
encontramos fármacos como el condroitín sulfato,
el sulfato de glucosamina y el ácido hialurónico.
sobre condroitín sulfato que confirma la eficacia y
seguridad de este fármaco en el tratamiento de la artrosis.
Las conclusiones evidencian que los pacientes tratados
con condroitín sulfato presentaron una mejora del dolor
y de la capacidad funcional estadísticamente significativa
y clínicamente relevante frente a placebo, demostrando
además ventajas de seguridad.
Cirugía
Si el paciente se encuentra en un estadio final de la
enfermedad los especialistas recomiendan como
opción terapéutica la cirugía protésica.
Otros datos Pronósticos
Aunque esta enfermedad no es muy grave, sí disminuye
significativamente la calidad de vida de los pacientes.
De hecho, su pronóstico difiere bastante dependiendo
de la articulación que esté afectada y la evolución
de la patología.
Además, factores como el diagnóstico temprano
y las medidas de prevención articular pueden
contribuir a ralentizar el desarrollo de la artrosis.
En términos generales, la SER explica que la
evolución de la patología es lenta y progresiva.
¿Cómo afecta a la vida del paciente?
El dolor y la falta de movilidad son los principales
factores que inciden y disminuyen la calidad de vida
de los pacientes.
Dado que la enfermedad afecta sobre todo a los
pacientes que superan los 60 años de edad, la limitación
funcional puede hacer que aumente el sedentarismo
en estos grupos de población. Ello puede fomentar
la obesidad , y con ello el riesgo de que aumenten los
niveles de colesterol, presencia de diabetes, hipertensión,
u otros factores de riesgo de enfermedades
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