jueves, 17 de marzo de 2016

MADRES AL BORDE DE UN COLAPSO..

Recuerda, somos humanas!!




Como madre he tenido que vivir muchas de las crisis que nos 

afectan como mujer y creame que despues de haber pasado 

el tiempo y hacer un analisis te invade la impotencia de 

querer revertir los errores que cometiste en aquellos años y 

sentimientos de culpa te envuelven y vives por largo tiempo 

tratando encontrar la forma de remediar las huellas 

irreversible que has dejado en los que mas amas, tus hijos y 

que dificilmente puedes corregir. Te atormentas, te acusas y 

vives en un calvario que no parece terminar. En este articulo 

de la Dra Marisol Muñoz, Psicologa clinica con mas de 20 

años de experiencia, encontraras ayuda y consejos 

maravillosos que te haran entender el porque de tu 

comportamiento y continuar con una vida menos 

estresante y mas feliz para todos..








El estrés 

Es una reacción natural a las presiones físicas, 

emocionales y ambientales. Además, toda la familia se 

perjudica cuando el estrés de mamá está fuera de control, 

especialmente los niños pequeños. Se ha demostrado que 

hasta los fetos responden alterados cuando la madre siente 

estrés. Y bajo la influencia del estrés, la mejor mamá puede 

descuidar o maltratar a sus hijos. 


Según crecen, los niños aprenden de los adultos cómo 

manejar su propio estrés. Por lo tanto, reconozcamos las 

señales y síntomas de nuestro estrés, y aprendamos a 

aplicar soluciones sanas que nos permitan evitar sus 

efectos dañinos y disfrutar el maravilloso malabarismo de la 

maternidad.






Señales y síntomas en tu cuerpo


Tu ritmo cardiaco y respiratorio, presión sanguínea y tensión 

muscular suben.

Tu proceso digestivo y tu resistencia a las enfermedades 


bajan.


Tu digestión cambia (acidez, estreñimiento, diarrea, etc.).

Tu patrones de sueño cambian (insomnio, pesadillas, etc.).


Tu nivel de energía fluctúa (agotamiento, agitación, etc.).

Tu menstruación se irregulariza.

Dolores, achaques, infecciones y enfermedades surgen o se 

empeoran.






Señales y síntomas en tu cabeza

Sientes ansiedad, tensión, nerviosismo, preocupación 

excesiva, temores, temblores e incapacidad de relajarte.

Sensaciones de depresión, desilusión, tristeza, apatía, culpa 

excesiva e incapacidad de disfrutar.

Sentimientos de irritabilidad, ira súbita y enojo constante.


Señales y síntomas en tu conducta

Descuidas tu apariencia personal.

Descuidas tus obligaciones y responsabilidades.

Dificultades para concentrarte, recordar, tomar decisiones y 

resolver problemas.


Dejas lo empezado sin terminar.

Te aíslas de familiares y amistades.

Discutes y peleas con tus seres queridos.

Dejas de practicar pasatiempos placenteros.

Comes de más, incluso cuando no tienes hambre.

Aumentas el consumo de cafeína, nicotina, alcohol, u otras 

substancias.




Desarrollas hábitos nerviosos, tales como comerte las uñas 

crujir los dientes.


Tratas de escapar pasando horas ante la TV, el teléfono 

celular y la computadora.


Una vez reconoces la presencia de indicadores físicos, 

sicológicos o conductuales del estrés en tu sentir, pensar y 

actuar, es hora de responder. Como resistencia, a 

continuación te ofrecemos varias docenas de respuestas 

relajantes, las cuales han servido a otras mamás a manejar 

reducir su estrés.


Soluciones: cuerpos sanos y mentes sanas

Aliméntate sanamente.

Ejercitate diariamente.

Evita el cigarro y el alcohol.

Haz algo para mejorar tu apariencia.

Trata de aumentar el optimismo y la flexibilidad en tu

 personalidad.






Expresa tus emociones de maneras constructivas.

Escribe sobre lo que te estresa.

Pasa tiempo a solas frecuentemente.


Soluciones: relajación y recreación

Toma descansos durante el día.

Respira profundamente desde el vientre.

Aprende a tensar y relajar tus músculos.

Visualiza imágenes mentales positivas.

Medita o reza regularmente.

Regálate con ejercicios o masajes.

Toma baños calientes.




Baila, escucha y toca música.

Admira o crea arte.

Practica deportes y juegos de mesa.

Pasa tiempo con pasatiempos (jardinería, manualidades, 

etc.).

Escoge sabiamente lo que lees en libros y en Internet.

Mira programas y películas relajantes o inspiradoras.


Soluciones: perspectiva y punto de vista

Vive "un día a la vez", es decir, enfócate en el presente.

Elige por qué vale la pena afanarte.

Acepta lo que no puedes cambiar.

Distingue entre lo que necesitas y lo que deseas.

Perdónate y tente paciencia.

Motívate y felicítate por tus logros.

Cuando falles, aprende para la próxima.

Remplaza mensajes negativos por positivos.

Busca lo gracioso o absurdo en las cosas.

Sonríe frecuentemente, incluso cuando te cueste hacerlo.

Cuenta tus bendiciones.

Prepárate para lo peor (por si acaso), pero espera lo mejor.





Soluciones: planificación y organización

Anticipa preparada las horas del día más ocupadas.

Haz lo desagradable antes de lo placentero.

Evita que las tareas crezcan o se acumulen.

Divide las tareas grandes en pedazos manejables.

Desarrolla eficiencia, adelantando y agrupando tareas.

Delega lo más posible.

Usa calendarios y libros de citas. Podrás encontrar varias 

aplicaciones móviles que te ayudan a organizarte.

Permite tiempo de sobra para citas.

Lleva libro o tareas para periodos de espera.

Utiliza listas realistas.

Establece prioridades.

Di "No" a las responsabilidades opcionales.

Organiza tu hogar.

Reemplaza o arregla lo que no funciona.





Soluciones: apoyo y ayuda

Rodéate de personas de influencia calmante.

Desahógate con personas de confianza.

Crea una red de sostén entre familiares y amistades.

Alterna con otras familias cuidado infantil, transporte, 

mandados, y cosas por el estilo.

Toma clases para padres de familia.

Procura recursos de agencias, escuelas e iglesias en tu 

comunidad.


Consulta psicólogos y terapeutas profesionales cuando los 

necesites.




Si cada día pones en práctica por lo menos una de estas 

recomendaciones, te sentirás menos estresada y más 

realizada. El estrés es parte de la vida de toda mamá, así 

que reconócelo, redúcelo, ¡y relájate! !







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